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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:22

 

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 

El “Evangelio encubierto”

Es interesante lo que el apóstol Pablo dijo tocante a lo que él llamó “el evangelio encubierto” entre aquellos que se pierden, con palabras que no admiten controversia alguna:

 “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:3,4).

En el pasaje de arriba, el apóstol Pablo dice que su evangelio está encubierto entre los que se pierden, es decir, entre aquellos que no se salvarán. Y es que este mensaje salvador del evangelio ha sido velado o encubierto por el dios de este mundo llamado Satanás, personaje oscuro y macabro que persigue como león rugiente la destrucción de los hombres (1 Pedro 5:8). Este maléfico Ser cósmico, espiritual, angélico, ha cegado el entendimiento de los que no creen para que no les brille la magnífica luz que irradia el evangelio de la gloria de Cristo. Este ser cósmico y angélico a quien un importante número de “cristianos” considera un personaje mitológico, se agazapa para pasar inadvertido y así sigilosamente manipular a su antojo a los impíos como si fueran marionetas para que vivan siempre alejados de Dios y de Su Palabra salvadora.

Aun muchos llamados cristianos rechazan el verdadero evangelio salvador de la Biblia cuando aceptan como verdaderos otros evangelios que son espurios y diabólicos. Pero el apóstol Pablo hace mucho tiempo nos advirtió claramente que sólo hay un evangelio en la Biblia y no más. En Gálatas 1:6-9 Pablo escribió lo siguiente: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. 

El evangelio de la Gloria de Cristo es el evangelio del reino

Muchos creen que el evangelio de la gloria de Cristo es el evangelio que proclama su Deidad, es decir, que Jesús es el mismísimo Dios Todopoderoso y Sumamente excelso que bajó del cielo para salvarnos y hacernos dignos del cielo. Sin embargo, éste no es precisamente el mensaje que Cristo vino a enseñarnos como el evangelio salvador. Cuando Pablo escribió acerca del evangelio de LA GLORIA de Cristo en 2 Corintios 4:4, él se refirió al evangelio DEL REINO de Cristo. La frase “LA GLORIA” es equivalente a la frase “EL REINO”. Esta verdad aún permanece ignorada en el mundo cristiano, tanto de líderes como de “laicos”, a pesar de que este binomio (reino-gloria) es fácilmente perceptible a través de los evangelios sinópticos. Por ejemplo, si comparamos Mateo 20:21 y Marcos 10:37, veremos que reino y gloria son equivalentes. He aquí los versos:

“El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en TU REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” (Mateo 20:21).

“Ellos le dijeron: Concédenos que en TU GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” (Marcos 10:37). 

Esta verdad, desafortunadamente,  está oculta entre los que se pierden, pues no sólo la desconocen, sino que, al oírla por vez primera, se resisten a aceptarla y se sienten confundidos, porque se les ha dicho que Dios ya no trata más con la impía Israel, y que el reino davídico es ahora espiritual, uno en el corazón de los creyentes.  Estos están convencidos de que el destino final del “verdadero creyente” es el cielo, el cual ellos confunden con el término ‘Reino de los cielos’.

Otro grupo de “creyentes” de mente más amplia sostiene que el reino davídico será sólo una realidad para los Judíos que se salven, pero no para la iglesia del Nuevo Testamento, la cual, según  ellos, tiene una “mejor promesa” que es la de vivir con Dios y Cristo en los cielos. Esto, aunque no es exactamente igual, se parece al postulado de los Testigos de Jehová sobre las dos esperanzas de los salvos.

Así que, estimados amigos, si ustedes no creen en el verdadero evangelio del reino de Cristo, que es el evangelio de su gloria, entonces usted está entre los que se pierden, pues el diablo ha logrado nublar su percepción intelectual para que no retome el verdadero evangelio de Cristo. Y si usted insiste en otro evangelio, sea éste el “evangelio de la Deidad de Cristo”, el “evangelio social”, “El evangelio de la prosperidad”, “el evangelio de las moradas celestiales para los salvos”, o como quiera llamarlo, usted está entre los que se pierden. Así de fácil es la cosa, mis estimados.

Este es un llamado para la recaptura del evangelio original, y para dejarse trasladar al reino del amado Hijo, escapando a tiempo de las garras del enemigo que lo tiene a usted en  tinieblas espirituales (Col. 1:13).

Le invito a usted a anunciar el reino de Dios (Lc. 9:60), a buscarlo (Mateo 6:33) y a pedirlo todos los días (Mateo 6:10). Su corazón debe estar puesto en Jesús, en lo que él hizo por usted en la cruz, y por lo que él le ofrece para cuando aparezca por segunda vez, y le diga: “Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades” (Lc. 19:17).

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:21

Hay sólo una “forma” para entrar en el Reino y esa es a través de la “puerta”, Jesús el Mesías.

“Jesús le dijo, yo soy el camino, la verdad, y la vida: Nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”(Juan 10:1, 7, 9).

Sin embargo, hay también ciertas condiciones que deben ser reunidas para ganar la entrada en el Reino.

1) Un nuevo nacimiento – Juan 3:3-5 

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.  Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.

2) Fe y amor para Yahweh – Santiago 2:5

“Hermanos míos amados, ¿no ha elegido Dios a los pobres  de este mundo para que sean ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?”

3) Aguante – Hechos 14:22

“Confirmando los ánimos de los discípulos, y exhortándolos a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”.

4) Compasión – Mat. 25:34,35

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis”.

5) No volviendo la mirada atrás – Lucas 9:62

“Y Jesús le dijo: Nadie, que habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios”.

6) Humildad – Mt.18:3,4

“Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”.

7) Volviéndole la espalda a lo malo – 1 Cor. 6:9,10

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No os engañéis: Ni los fornicadores, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los abusadores de ellos mismos con el género humano, ni los ladrones, ni los codicioso, ni los bebedores, ni los injuriadores, ni los extorsionistas, heredarán el Reino de Dios“.

Una resurrección de entre los muertos a través del Mesías Jesús

“Ahora esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no puede heredar el Reino de Dios; ni la corrupción hereda  la incorrupción “.

9) No haciendo las obras de la carne – Gal.5:19-21

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, asesinatos, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas: Acerca de las cuales os amonesto, como ya lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios“.

10) Un corazón que no confía en las riquezas – Mat.19:23,24

“Entonces dijo Jesús a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Otra vez os digo, es más fácil pasar un camello pasar por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de Dios”.

11) Obediencia al Padre – Mat. 7:21

“No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.

12) Obediencia al Hijo – Heb. 5:9

“Y siendo perfeccionado, se convirtió en el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”.

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:20

El Salmo 2 describe elocuentemente una confrontación inminente. Las naciones se “airarán” en sus pensamientos vanos, cuando se combinen muchos poderes para tratar de resistir la autoridad de Cristo en ese día (Salmo 2:1-2). Se rechazará la supremacía divina, pero Dios mantendrá su poder y su soberanía (Salmo 2:3-5). A pesar de la oposición de las naciones, Él establecerá a Cristo como Rey en el trono de David en Jerusalén, dándole los confines de la tierra por su posesión” (Salmo 2:6-8). El poder de las naciones será “roto” (Salmo 2:9). Los jefes de los gobiernos de toda la tierra serán advertidos a someterse al reinado justo de Cristo o  perecerán (Salmo 2:10-12).

El mensaje de este salmo no es difícil de comprender, siempre que se entienda que tiene una aplicación clara a la segunda venida de Cristo en el Apocalipsis (Apocalipsis 2:26-27), donde el Salmo 2 se hace referencia en relación al regreso del Señor Jesucristo).

El profeta Isaías utiliza una terminología similar a la encontrada en el Salmo 2. Él dice: “¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino.” (Isaías 17:12-13).

El libro de los Salmos menciona estos acontecimientos trascendentales muchas veces en un lenguaje muy claro para evitar malentendidos: “Levántate, oh Dios, juzga la tierra: porque heredarán todas las naciones … que los hombres sepan que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”(Salmos 82:8; 83:18).

Una de las historias más bellas y espectaculares de futuro reinado de Cristo en la tierra se encuentra en el Salmo 72. Gire a este Salmo y lea con cuidado. El salmo se puede dividir en seis partes, que presentan:

Vv. 1-4. . . . Un reino de justicia
Vv. 5-7. . . . Un reino de respeto  
Vv. 8-11. . . . . Un reino de renombre
Vv. 12-14. . . . Un reino de Socorro
Vv. 15-16. . . . Un reino de resultados y de reposición
Vv. 17-20. . . . Un reino de respuesta

Ahora, mire más de cerca el maravilloso mensaje de este salmo. Cada versículo revela un aspecto maravilloso del reinado venidero de Cristo en la tierra. Note la secuencia de los eventos:

v. 1. El Rey real de Dios recibirá su trono.
v. 2. Los juicios sabios del rey.
v. 3. Su gobierno justo y recto.
v. 4. Su preocupación por los necesitados, la destrucción de los tiranos.
v. 5. El rey, que será respetado por todos.
v. 6. Su reinado traerá frescura, fertilidad y fecundidad.
v. 7. La justicia prevalecerá y la paz duradera será establecida.
v. 8. Él tendrá el dominio de todo el mundo.
v. 9. Sus enemigos se arrepentirán y le responderán a él.
v. 10. Otros gobernantes se inclinan a su autoridad y poder.
v. 11. Todos los gobernantes renunciarán a sus oficinas en favor de su gobierno.
v. 12. Él hará provisión para todos los necesitados.
v. 13. El cuidará a los menos privilegiados y desfavorecidos.
v. 14. Se protegerá a los débiles.
v. 15. Será un rey-sacerdote y mediador.
v. 16. La tierra prosperará, no sufrirán de hambre.
v. 17. Todas las naciones le reconocerán y lo alabarán.
v. 18. La Alabanza a Dios resuena en todo el mundo.
v. 19. El nombre de Dios y la gloria será reconocido y él debe será reverenciado.

Este notable Salmo profético demuestra muy claramente lo que se producirá en el regreso de nuestro Señor Jesucristo.

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:18

Al anunciar el Ángel del Señor a María que ella daría a luz al Hijo de Dios,  le dijo esto: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, tú concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios os dará el trono de David su padre y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no habrá fin “(Lucas 1:30-33).

Los apóstoles del Señor Cristo Jesús que lo habían seguido fielmente durante el curso de su ministerio, entendían que debían ser recompensados por su fidelidad. Pero de qué manera? Pedro fue el que puso a su pregunta en palabras: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. ¿Qué, pues, tendremos? “El Señor le dio una respuesta clara e inequívoca:” Vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros también se sentará en doce tronos para juzgar de las doce tribus de Israel “(Mateo 19:27-28).

La palabra traducida como “regeneración” es muy interesante. El griego palingenesia se deriva de Palin, que significa “nuevo”, y génesis, que significa “nacimiento” o “principio”. La palabra entonces habla del re-nacimiento o la reconstitución del reino de Israel, que es el reino de Dios, con Cristo que reina en el trono de David su padre (Lucas 1:32-33).

Una palabra con un significado similar ocurre en el libro de los Hechos. Pedro habla de “los tiempos de refrigerio” que “vendrán de la presencia del Señor, y Él envíe a Jesucristo … quien debe recibir los cielos (Salmo 110:1, Hechos 2:32-33) hasta los tiempos de la restitución de todas las cosas de que Dios ha hablado por boca de sus santos profetas “(Hechos 3:19-21). La palabra “restitución” es de la palabra Griega apokatastasis, derivada de apo, “Volver de nuevo,” y kathistemi “poner en orden,” por lo tanto, literalmente, “poner en orden de nuevo”, y así completamente restaurado. Obviamente, Pedro se refería al “reino”, que debe ser restablecido, con el trono en “Jerusalén como en los días de antaño “(Malaquías 3:4).

Estos puntos son suficientes para convencernos de que la iglesia no es el reino, puesto que la iglesia no requería ser restaurada sino edificada (no re-edificada).

 

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:09

crown.gifLa mayoría de los eruditos concuerdan que el Reino de Dios fue el mensaje central de Jesús. En el desarrollo narrativo de los cuatro Evangelios podemos observar que entre un 80 y 90% del texto se refiere al Reino de Dios y el resto, en  el final hablan del sufrimiento de Cristo, su muerte y resurrección. Luego, una vez que resucitó estuvo cuarenta días con sus discípulos enseñándoles acerca del Reino[1]. Así de central fue para el ministerio de Jesús el Reino de Dios.

El hecho que Cristo sea el hijo de Dios es también su designación como líder gubernamental como en el caso de un monarca y su hijo que le continua en la línea sucesoria.

El Evangelio de Juan usa la expresión Reino de Dios solamente cinco veces[2].

Juan 20: 30 y 31:

30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Hay muchas cosas documentadas en Juan, pero no son todas las cosas que hizo Jesucristo. Estas que sí están documentadas, lo están con un claro propósito: “que creáis que Jesús es el Cristo (el ungido de Jehová para ser Rey), el hijo de Dios…” Al creer este mensaje singular tendremos vida en su nombre.

Jesucristo es el hijo de Dios por simiente y por “designación política” porque su descendencia es contada también como de David con quien tenía consanguinidad y era quien lo sucedería como rey. El Reino de Dios se encuentra documentado y mencionado a lo largo de toda la Escritura y fue el interés más grande de la prédica de Jesucristo.

Si estamos confundidos acerca del futuro y lo que las Escrituras enseñan acerca del Reino, entonces también estaremos confundidos acerca del Evangelio que Jesucristo enseñó porque este era su tema central. ¿Cómo podremos andar en sus pasos si no reconocemos sus pisadas?

Vemos la continuidad de este Reino por venir a lo largo de las Escrituras.

Lucas 1:26-33:

26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

He aquí la “ecografía espiritual” de nuestro señor:

  • Será grande

  • Será llamado hijo del Altísimo

  • Dios le dará el trono de David

  • Reinará sobre la casa de Jacob

  • Su reino no tendrá fin.

María sabía exactamente de lo que le estaba hablando Gabriel porque los santos del Antiguo Testamento (María entre ellos) sabían lo que era el Reino de Dios y sabían lo que el rey iba a hacer y esperaban con anhelo la llegada del Rey que iba a ser también hijo del Altísimo.

Lucas 2:8-11:

8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

El ángel les anunciaba que había nacido el ungido, el Cristo, el Mesías. El Reino de Dios fue anunciado por los ángeles antes y después del nacimiento del Señor Jesucristo.

Mateo 2:1 y 2:

1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

Esto sabios del Oriente sabían esto por datos astronómicos y venían a buscar al rey del reino. Es decir que estaba escrito en las estrellas[3].

Mateo 3:1-3:

1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Si dice que el reino de los cielos se ha acercado; quiere decir que no estaba antes. En este registro habla del Reino del cielo que es lo mismo que decir Reino de Dios[4].  Aquí Juan predica llamando a que la gente se arrepienta porque el Reino de los cielos se había acercado. Juan tuvo un ministerio relativamente corto y uno podría pensar que lo que sea que tenía que decir era muy importante. Efectivamente ese mensaje era importante.

3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.

Una cosa a tener en cuenta es que cuando Juan hablaba del Reino de los cielos no había nadie que le preguntara de qué se trataba. Eso demuestra que no solamente Juan sabía acerca de ello sino que la gente también.

Mateo 4:1,17 y 23:

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

En este momento de la vida y ministerio de Jesucristo, los acontecimientos se dieron así: Juan bautizó a Jesús, inmediatamente el salvador es tentado por el diablo y justo después de este encuentro, el redentor principia su ministerio. Lo que hace en la apertura misma de su ministerio es predicar que el Reino de los cielos se había acercado.

Bautismo

Tentación

Predicación del Reino

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

¡Qué importante será la predicación del Reino que Jesús lo hizo aún antes de elegir a sus doce apóstoles! Así empezó Jesucristo su ministerio. No hay mención alguna que la gente le preguntara de qué estaba hablando. Eso es porque la gente sabía de lo que hablaban. ¿De donde obtuvieron este conocimiento? Del Antiguo Testamento. Juan, la gente y Jesús todos tenían conocimiento previo del Reino de Dios directamente de las Escrituras del Antiguo Testamento. La predicación del Reino de los Cielos siempre está asociada a la liberación de Dios a Su gente:

23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Una vez más. Jesucristo siguió moviéndose en su ministerio predicando el Reino de Dios.

Mateo 5:1-3:

1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Marcos 1:14 y15:

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

¿Qué Evangelio se suponía que debían creer? El Evangelio del Reino.

Jesús demostró que el Reino de Dios estaba allí sanando toda clase de enfermedades y toda dolencia en el pueblo.

Mateo 6:9-13:

9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Dios es Rey sobre todo[5]: el cielo y la Tierra. Aquí Jesucristo expresa que sea hecha Su voluntad también aquí sobre la Tierra que es justamente donde será el Reino de Dios.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

En esta oración Jesús mencionó el Reino dos veces: ”venga tu reino”, “tuyo es el reino”.

Mateo 6:33:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Este es el Evangelio que él enseñó durante todo su tiempo de servicio.

Mateo 9:35:

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Lucas 4:43:

Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

¡Para esto he sido enviado!

Mateo 10:5-7:

5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

¡Observe las instrucciones – asociadas a la predicación del Reino de los cielos – en el versículo ocho!

  • Sanad enfermos

  • Limpiad leprosos

  • Resucitad muertos

  • Echad fuera demonios.

Mateo 12:28:

Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

Los milagros que Jesucristo hacía eran la prueba que el Reino de Dios que él predicaba estaban presentes en el rey del Reino. Es maravilloso ver la íntima asociación que hay entre el Reino de Dios y la liberación de Dios para Su gente.

Mateo 13:31 y 33:

31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo.

Es como el grano de mostaza porque puede pasar desapercibido como cualquier grano pero cuando es sembrado y crece entonces se transforma en un árbol y ya no pasa más desapercibido. Puede ser pasada por alto aún dentro de la Iglesia del cuerpo de Cristo. Siendo una semilla puede no ser percibida a menos que uno busque primeramente el Reino de Dios. Cuando se concrete al momento del retorno no será pasada por alto, no será desapercibida. Nadie podrá decir que no ve al grano de mostaza una vez que se volvió un árbol. Ahora tiene que ser llevado a nuestros corazones y ser cultivado.

33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

Como la levadura, inadvertido, desapercibido, pequeño, insignificante pero si la dejás crecerá y cubrirá toda la masa y seguirá hasta cubrir todo el mundo lo cual será en el Reino del milenio.

Mateo 13:44-47:

44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. 45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Cuando el pescador arroja la red no sabe que va a atrapar en ella. Cuando la saca y la coloca sobre la borda del barco entonces comienza la selección, dejan los peces buenos y echan al mar los peces malos. El Reino es como la red. Toma todo pero luego se selecciona porque no todos son hijos e hijas de Dios. Los ángeles seleccionarán.

Mateo 7:21-23:

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Habrá una selección pues no toda la gente es hijo del Reino.

Mateo 18:23:

Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.

Mateo 22:2:

El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo

Mateo 25:1:

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

Cuando el Mesías vino como un siervo sufriente algunos de Israel no quisieron escucharlo. Ellos querían redención del poder gubernamental de Roma. Ellos querían aquel reino y lo querían ahora.

Mateo 24:14:

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

Nosotros como hijos de Dios que somos con Dios en Cristo en nosotros, que buscamos el Reino de Dios y su justicia tenemos que seguir predicando el Reino hasta el fin porque aun la gente está invitada a entrar. ¿Cómo predicarlo si no lo conocemos?

Marcos 14:22-26:

22 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. 26 Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

Jesucristo habló acerca del Reino aún en la última cena que tuvo con sus discípulos.

Lucas 23:50 y 51:

50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. 51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos.

José sabía y esperaba el Reino.

Hechos 1:1-3, 6:

1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

¡Durante cuarenta días después de su resurrección les habló acerca del Reino de Dios!

6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?

Qué pregunta tan inteligente por parte de los discípulos. Ellos querían saber. Hechos comienza con el mismo tema con el que Jesucristo empezó su ministerio, con el Reino de Dios.

Hechos 8:12:

Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

Felipe era un ministro y los dones de ministerio son para enseñar y predicar el Evangelio de la liberación de nuestro Señor Jesucristo del Reino de Dios.

Hechos 14:19-22:

19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

¿Qué Evangelio anunciaban (versículo 21)? El del Reino de Dios (Versículo 22).

Hechos 19:8-10:

8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 9 Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

La palabra del Señor Jesús es el Evangelio del Reino de Dios. ¡Dos años!

Nota del  Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[6] a menos que se especifique algo en contrario.

La Bibliografía para esta clase figura en el sitio web en un aparte especial junto a la Guía de Estudio.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “…” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra de Costas Stergiou.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web. Todas las definiciones del griego o del hebreo provienen de Thayer o Strong según son presentadas en En el Principio era la Palabra.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento  de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[7] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

Consulte si esta enseñanza se encuentra disponible en audio en el sitio web: www.palabrasobreelmundo.com.ar. Todas las solicitudes y los comentarios pueden ser dirigidas a palabrasobreelmundo@gmail.com. Asimismo para disfrutar artículos con una visión Bíblica, usted puede ingresar a la página web mencionada o al blog http://buenasnuevas.reallifelog.com/.


[1] Hechos 1:3

[2] Juan 3:4,5; 18:35 y 36 dos veces

[3] Para mayores precisiones puede consultar: R. C. Zaehner, Las doctrinas de los magos, Introducción al Zoroastrismo, Ediciones Lidiun, Buenos Aires. y  Linton and Phyllis Pitluga, The Christmas Star, Cygnus Publishing Company, Chicago, Illinois.

[4] Puede descargar la enseñanza ALGUNOS NOMBRES DEL REINO

[5] Salmos 115:15 y 16

[6] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993

[7] Hechos 17:11

EL EVANGELIO DEL REINO

Parte Dos

Hechos 20:25:

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.

Hechos 28:23, 30 y 31:

23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

 El Reino estaba presente en la Ley de Moisés y en los profetas porque Pablo pudo persuadir a los discípulos utilizando esas Escrituras. Por eso hemos pasado tiempo en el Antiguo Testamento. ¡Dos años! Pablo sabía lo que habría en el futuro para él. El Reino de Dios es parte de nuestra esperanza. Poder estar ahí con nuestro señor y poder reinar en paz aquí sobre la Tierra restaurada.

2 Corintios 11:24-28:

24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

Había algo que Pablo sabía que lo mantenía ministrando a pesar de las penurias que tenía que pasar. El sabía acerca de las recompensas en el futuro que pesaban más que todas las presiones y tormentos que tenía que soportar. La esperanza de este reino venidero le dio a Pablo la fortaleza de ministrar a pesar de todos los palos en la rueda que le pusieron. Pablo tenía presente la esperanza del retorno y la reinstauración del Reino de Dios.

1 Tesalonicenses 1:10:

y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Tesalonicenses 2:19:

Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?

1 Tesalonicenses 3:13:

para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

1 Tesalonicenses 4:15-18:

15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

1 Tesalonicenses 5:23 y 24:

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

Evidentemente Pablo lo hizo. El mantuvo al tope de sus prioridades en su mente la esperanza del retorno del Señor Jesucristo lo cual también involucra la restauración del Reino de Dios sobre la Tierra.

Mateo 13:1, 2, 10, 11, 18, 19 y 24:

1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.

10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.

18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del reino [el tema es oir la Palabra del Reino] y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra [la Palabra del Reino], y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra [la Palabra del Reino], luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra [la Palabra del Reino], pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra [la Palabra del Reino], y se hace infructuosa. 23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra [la Palabra del Reino], y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

Algunas personas escucharán la Palabra del Reino y la rechazarán. Esto puede ocurrirle a los hijos de Dios también. Algunos escucharán la Palabra del Reino pero no darán fruto, es decir la escucharán pero no al punto de creerla y vivir su vida a la luz del Reino venidero.

Proverbios 4:23:

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Para escuchar la Palabra del Reino y aferrarnos a Ella y traer fruto debemos preparar el suelo de nuestro corazón para que sea fértil y la semilla del Reino prospere. Debemos estar vigilantes y guardar el Evangelio del Reino para no deslizarnos y caer de estas grandes y simples verdades. Es nuestra tarea preparar el suelo de nuestro corazón para recibir la semilla del Reino que nos es sembrada.

La misma parábola fue registrada también por Marcos y al final de la misma Jesús la explica.

Marcos 4:10-13:

10 Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce [no solamente los doce] le preguntaron sobre la parábola. 11 Y les dijo: A vosotros [los doce + los que estaban cerca] os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; 12 para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. 13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola [del sembrador que salió a sembrar la Palabra del Reino]? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?

¡¿Cuántas veces Jesús enseñó por parábolas?! Decenas de veces. Son alrededor de cincuenta parábolas. En el versículo trece de este registro Jesús pregunta a esta gente que estaba presente ¿Cómo van a entender las otras 49 si no entienden esta? Así de importante es esta parábola de la Palabra del Reino.

Es imperativo estudiar este material y hacerlo propio, de uno, realmente internalizarlo, hacerlo “carne” para nosotros y una cantidad muy grande de Escritura aparecerá como en 3D y las veremos en todo su esplendor y plenitud. Hay ciertos segmentos de las Escrituras que no se abrirán para nosotros en la Biblia sin un entendimiento adecuado del Reino de Dios. ¿Cómo entenderemos otras parábolas si no entendemos la parábola de la Palabra del Reino?

El Evangelio del Reino es revelado como una semilla que es sembrada en la parábola del sembrador que salió a sembrar. La semilla crece secretamente, lo mismo con la semilla de mostaza y con la levadura, todas hablan del Evangelio escondido del Reino acerca del cuál Jesús instruyó a sus discípulos.

El hijo del hombre mismo investido con todo el poder de Dios, él, quien va a venir en las nubes es el sembrador que sembró la Palabra del Reino, la Palabra de Dios. Varias veces la Palabra de Dios es sinónimo de la Palabra del Reino. Jesucristo tiene que esperar para ver qué pasa con su sembrar la Palabra. El malo, los pedregales, la aflicción, la persecución, los espinos, los afanes de este mundo, el engaño de las riquezas, todo puede frustrar su siembra de la semilla de la Palabra del Reino.

Jesús vino al mundo en la forma de esclavo pero Israel estaba esperando un líder militar. A fin de recibir todo él debió primero dar todo. El debió ser el siervo sufriente (Isaías 53) y dar su vida como rescate. El Reino ha venido a través del camino de la cruz antes que el hijo del hombre ejercite su autoridad sobre los reinos de la Tierra, el debió andar los caminos de la obediencia a su Padre a fin de completar toda justicia. La manifestación del Reino tiene por consiguiente una historia en este mundo. Debe ser proclamado a toda criatura. Como la maravillosa semilla debe germinar y brotar y crecer. Nadie sabe cómo pasa esto. La semilla tiene un poder inherente mediante el cual se abre paso a través de cualquier tipo de terreno hasta llegar a la superficie y crecer de manera notable, sin pasar desapercibida. El campo en el cual es sembrada esta semilla es el mundo. El Evangelio del Reino sale a todas las naciones. El rey del Reino es también señor y salvador. Pentecostés trajo una nueva era en la predicación del Reino y el rey que se extiende hasta los confines de la Tierra porque las fronteras de este Reino no terminan con los límites de Israel o con la historia. El Reino abarca todas las naciones y llena todas las edades.

Marcos 16:15:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

¿Qué Evangelio hemos visto que predicó el Señor Jesucristo? El Evangelio del Reino de Dios. En Mateo 28 después de dar la instrucción de ir a las naciones y hacer discípulos en el versículo veinte les dice:

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Si Jesús es su señor, entonces se supone que usted observe sus enseñanzas, que las guarde al punto de hacerlas. Que las atienda con cuidado.

Filipenses 2:5:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús

¿Qué sentir hubo en Cristo Jesús? El habló acerca del Reino de Dios más que de ninguna otra cosa.

Lucas 22:29:

Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí.

Nos es asignado un reino como Dios se lo asignó a Jesús.

Génesis 15:18:

En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates

Dios dio esta promesa del Reino a la simiente de Abraham (singular). Tuvo un inmediato cumplimiento en Isaac y un último cumplimiento en la simiente de Cristo.

Levítico 26:42:

Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra.

Jacob, Isaac, Abraham… la tierra

2 Crónicas 13:5:

¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?

Dios lo hizo mediante pacto de sal ¡para siempre!

Lucas 1:32 y 33:

32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Aun no había nacido Jesús cuando esto fue declarado. ¡Este es parte del mensaje del ángel a María antes que concibiera!

Lucas 22:29 y 30:

29 Yo, pues, os asigno [diatithemai] un reino, como mi Padre me lo asignó [diatithemai] a mí, 30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

En hebreo la palabra BERITH traducida pacto se usa más de 200 veces. La palabra griega para pacto es diatithemai. Muchas veces en la Septuaginta (que es la versión griega del Antiguo Testamento) pacto es la traducción de diatithemai. Pacto según la Real Academia es Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado[1]. Es muy singular porque decir “os asigno” no tiene la fuerza de hacer pacto. Jesús dijo que pactaba un Reino con ellos como Dios había pactado el Reino con él. Él tenía el derecho de hacerlo porque había sido pactado por Dios con él.

Gálatas 3:16, 17 y29:

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. 17 Esto, pues, digo: El pacto [diatheke cuya raíz es diatithemai] previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

Nosotros pertenecemos a Cristo, por consiguiente participamos del pacto. ¡Qué día glorioso será cuando compartamos las promesas! El pacto fue hecho por Dios a Abraham porque el estaba dormido[2] así que nadie puede romperlo.

Este fue el propósito original de Dios para el hombre, Su gente, gobernar la Tierra. Esta fue la bendición que Dios pactó con Abraham y su simiente, heredar la Tierra y vivir con el Mesías, el hijo de Dios. El Reino de Dios vendrá y nosotros compartiremos en la esperanza de Abraham el heredar la Tierra, vivir en paz con Abraham, Isaac, Jacob, el Mesías cuando los tiempos de restauración vengan. Hasta entonces los cielos deben recibir a Jesucristo. Este Reino, el Reino de Dios, el Reino del cielo, el Edén, el Reino celestial, el Reino del hijo amado, El Reino de Cristo y de nuestro Dios, el Reino de nuestro padre David ahora aguarda la segunda venida de su Rey y Señor. Según caminamos en los pasos de Jesucristo atesoramos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen donde los ladrones no minan ni hurtan. Nuestra ciudadanía está en el cielo desde donde viene nuestro salvador. Nuestros deberes de gobernar los asuntos del mundo están guardados en el banco del cielo en Cristo. Nuestra posición de autoridad está segura en el cielo. Las recibiremos en el retorno de Jesucristo y las ejerceremos no en el cielo sino aquí sobre la Tierra donde Cristo colocará su Reino. Hasta entonces predicaremos  el Evangelio del Reino a todas las personas. Anunciaremos la Palabra al mundo que el Rey está regresando a restaurar junto con nosotros la Tierra a su estado original de esplendor y gloria.

Vimos que la semilla concerniente al Reino es la invitación a la vida en la era futura, eterna, la vida en el Reino eterno está abierta a todo el mundo. Una vez que hacemos a Jesús nuestro salvador necesitamos continuar honrándolo y haciéndolo nuestro señor. El Reino es la consolación de Israel, es la redención de Jerusalén.

Apocalipsis 22:12:

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

Al final viviremos en la Tierra re creada en el paraíso justo como fue la intención de Dios desde el comienzo. El hombre  una vez más vivirá del modo que fue la intención que viviera con nuestro Señor Jesucristo y nuestro Dios Todopoderoso, nuestro maravilloso Padre celestial en el Reino eterno aquí sobre la Tierra.

Nota del  Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[3] a menos que se especifique algo en contrario.

La Bibliografía para esta clase figura en el sitio web en un aparte especial.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “…” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra de Costas Stergiou.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web. Todas las definiciones del griego o del hebreo provienen de Thayer o Strong según son presentadas en En el Principio era la Palabra.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento  de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[4] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

Consulte si esta enseñanza se encuentra disponible en audio en el sitio web: www.palabrasobreelmundo.com.ar. Todas las solicitudes y los comentarios pueden ser dirigidas a palabrasobreelmundo@gmail.com. Asimismo para disfrutar artículos con una visión Bíblica, usted puede ingresar a la página web mencionada o al blog http://buenasnuevas.reallifelog.com/.

Dios lo bendiga

Eduardo Di Noto


[1] Diccionario de la Real Academia Española, Tomado de Internet. http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura, 2 de junio de 2009.

[2] Génesis 15:12

[3] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993

[4] Hechos 17:11

 

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:06

Para empezar el estudio de hoy, quisiera que ustedes, queridos lectores, comparen dos citas “sinópticas” de las Escrituras, pues creo nos brindarán a todos alguna información valiosa. Veamos estos textos enseguida.

Mat. 20:20,21: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Ella le dijo: Ordena que en tu REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.

Mar. 10: 35-37: “Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro querríamos que nos hagas lo que te pidiéramos. El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.

Si comparamos ambas citas que se refieren al mismo asunto, veremos que Mateo dice que los hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan) le solicitaron a Jesús una posición de privilegio en su REINO. En cambio, Marcos escribe que lo que Jacobo y Juan le pidieron a Jesús fue por un lugar de privilegio en Su GLORIA.

Es claro, a la luz de estos dos textos, que la Gloria es un sinónimo del Reino y viceversa. Pero ¿qué importancia tendría esto?

El Diablo y su odio para con la gloria de Cristo

San Pablo nos dice algo que debiera motivarnos a todos a una seria y profunda reflexión en un pasaje importante de su pluma. Me refiero a 2 Corintios 4:4, que dice: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

Nótese con cuidado que el Apóstol Pablo dice que el diablo ha cegado o embotado el entendimiento de los incrédulos, para que nos les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo. Aquí se revela que el diablo no desea que usted, amigo, reciba el brillo de la luz que emana del evangelio de la gloria de Cristo. Y Parece que Satanás lo ha conseguido, pues ya casi ningún predicador o evangelista lo predica en sus campañas de “evangelización”, ni tampoco la mayoría de maestros y pastores en las iglesias.

Pues bien, como ya hemos visto arriba, la gloria y el reino son sinónimos. Así que vamos a cambiar la gloria por la palabra reino en el texto en cuestión (2 Cor. 4:4) y tendremos lo siguiente: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio del reino de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

Sí, mi amigo, el diablo hará hasta lo imposible para que su entendimiento quede embotado para que no le brille a usted la luz que proviene del evangelio del reino de la Biblia, el único evangelio salvador que nosotros estamos predicando fielmente y de manera consuetudinaria en este blog.

Desgraciadamente, los más de los cristianos de hoy tienen ideas vagas o retocadas del verdadero evangelio bíblico que realmente nos resulta enormemente sorprendente e inaudito en este siglo XXI. El diablo, sin duda, ha tenido un éxito enorme con la puesta en marcha de una táctica de “espiritualización” del reino que es muy maléfica y destructiva, y que ha estado desviando de la verdad a millones de llamados cristianos por todo el mundo por generaciones. El original Reino de Cristo ha sido así trastocado por la Iglesia católica y después por sus hijas (el protestantismo en general), ¡y a nadie parece importarle este asunto tan crucial para nuestra salvación!

Es hora de que los ciegos abran los ojos y puedan ver la luz brillante que emana del verdadero y original evangelio del reino de Cristo, que es el evangelio de la gloria, de la gracia, y de la paz de Cristo.

Este blog está comprometido a este sagrado propósito para hacerle la guerra al diablo, el enemigo que se opone a Cristo y su reino de justicia que pronto se establecerá en la tierra.

Su servidor,

Ingº Mario A Olcese (Apologista)

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:05

A la mentira dominante que Satanás ha impuesto a la humanidad está la creencia de que el alma va al cielo después de la muerte. Muchas personas suponen que la expresión Reino de Dios es sinónimo de cielo, pero la Biblia nos enseña que cuando Jesucristo regrese, el Reino de Dios se establecerá en la tierra!

En primer lugar, observe cómo la Biblia refuta completamente la noción de “ir al cielo” después de la muerte. Pedro le dice a la multitud el día de Pentecostés, “Varones hermanos, quisiera hablar con ustedes libremente del patriarca David, que está muerto y sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy …Porque David no subió a los cielos “(Hechos 2:29, 34). Este “hombre conforme al corazón de Dios” no está en el cielo, sino aún en la tumba! Nuestro Salvador confirma en Juan 3:13: “Nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en los cielos.”

Los santos muertos del Antiguo y Nuevo Testamentos por igual están durmiendo en sus tumbas, en espera de la resurrección, sin conciencia (Eclesiastés 9:5, 10). Job describe la espera de la resurrección de esta manera: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé; Tendrás afecto a la hechura de tus manos” (Job 14:14-15).

Muchos versículos se refieren a los muertos como que “duermen”, y esta analogía viene del hecho de que cuando una persona duerme profundamente, muchas horas pueden pasar. Asimismo, durante el tiempo que están muertos, no tendremos más conciencia, no hay conciencia. Muchos años pueden transcurrir entre el momento en que morimos y nuestra resurrección, pero no vamos a ser conscientes del paso del tiempo.

Pablo enseña en I Corintios 15 que la resurrección no se produce hasta el regreso de Jesucristo, momento en el que los “muertos en Cristo” resucitarán con cuerpos espirituales, y los santos revividos pasarán a ser inmortales “en un abrir y cerrar de ojos” (versículo 52). Si los santos van a ir al cielo de forma automática después de la muerte, ¿qué necesidad habría para una resurrección? En el versículo 53, Pablo incluso dice que lo “mortal” tendrá que “ser vestido de inmortalidad”, lo que significa que no la tienen ahora mismo (véase también Romanos 2:7). Sólo Dios tiene inmortalidad ahora (I Timoteo 6:15-16).

En las Bienaventuranzas de Mateo 5, Jesús dice que los pobres de espíritu recibirán el “reino de los cielos”, mientras que los mansos “heredarán la tierra” (Mateo 5:3, 5; véase también el Salmo 37:11). Dividirá Dios a los santos  “pobres de espíritu” de los santos “mansos”, enviándolos a lugares distintos? Si un santo es a la vez manso y pobre de espíritu, ¿va a heredar el cielo y la tierra? No! Este dilema aparente se disuelve cuando nos damos cuenta de que Mateo usa la frase “reino de los cielos”, mientras que los otros escritores del evangelio se refieren al “reino de Dios”. Obviamente, el “reino de Dios” no significa que el Reino se encuentra en Dios, sino que pertenece a Dios. De la misma manera, el “reino de los cielos” significa simplemente que el Reino es propiedad de “cielo”, donde está el trono de Dios. Los pobres de espíritu heredarán el reino mismo que los mansos, y que el reino se creará en la tierra.

Gálatas 3:29 dice que si pertenecemos a Cristo, entonces se considera que somos simiente de Abraham, y por tanto los potenciales herederos (aunque todavía no herederos) de las promesas hechas a él. Lo que sea que Abraham herede en la resurrección, también nosotros vamos a heredar. Génesis 13:15 dice que la herencia es eterna, y Romanos 4:13 explica que la promesa se ha ampliado para incluir a todo el mundo. El “cielo”, sin embargo, no era una parte de las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob, o para nosotros.

La Biblia nos enseña que el Reino de Dios será establecido sobre la tierra: “Y nos has hecho un reino (raza real) y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra!” (Apocalipsis 5:10, la Biblia Amplificada). Note igualmente Apocalipsis 11:15, que profetiza que el Reino de Cristo se hará cargo de los reinos de este mundo:

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, diciendo, “Los reinos de este mundo se han convertido en el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre y para siempre!”

Tres veces en el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan describe la “ciudad santa”, la nueva Jerusalén, descender del cielo, en lugar de estar en el cielo (Apocalipsis 3:12, 21:2, 10). La Nueva Jerusalén se establecerá en la nueva tierra limpiada y purificado. Dios mismo morará con los hombres, no en el cielo, sino en la Nueva Jerusalén en la tierra:

Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido. Además no había más mar. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos como su Dios. Y Dios enjugará Dios toda lágrima de sus ojos, no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor. No habrá más dolor, porque las primeras cosas han pasado. … El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo “. (Apocalipsis 21:1-4, 7)

Muchos siglos de tradición pagana han convencido a la gente que el cielo es su “casa” y su recompensa cuando mueran. Sin embargo, el registro bíblico es claro: el Reino de Dios será establecido sobre la tierra que Él ha creado, y que será un reino eterno. (Para más ejemplos del Reino que se establece en la tierra, ver Salmo 2:6-8; 47:1-9, Jeremías 23:5, Ezequiel 37:21-28, Daniel 2:44-45; 7:17-18 , 27; Miqueas 4:1-5; Zacarías 9:9-10, 14:9, 16-17, Apocalipsis 2:26-27.)

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:04

La condición de Israel como el Reino de Dios en la tierra fue reconocida por el Señor Jesús, como es obvio por las expresiones que utilizó. Le dijo a los líderes injustos de su tiempo que su actitud infiel los descalificó para ejercer la autoridad en esa nación, y en consecuencia sería quitado y entregado a sus discípulos (ver Mateo 21:43; Lucas 12:32, 22 :29-30). En otra ocasión, les dijo a los discípulos:

“Vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se sentará en el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis en doce tronos para juzgar las doce tribus de Israel” (Mateo 19:28).

Fue, sin duda, en previsión de ese momento, que los discípulos le preguntan a Jesucristo después de su resurrección: “¿Vas a restaurar el reino de Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6).

Se dieron cuenta de que era el propósito de Dios para hacerlo, y
ellos esperaban con anticipado interés el restablecimiento del Reino de Dios en la tierra, cuando un Israel disciplinado, educado y rejuvenecido tendría al Cristo como su rey, reflejando la gloria de su Creador, el Señor Dios de Israel (Jeremías 33: 8-10).

El “Reino de Dios” es un término bíblico que denota una voluntad divina, que refleja un reino político divino, tan real y tangible como cualquier otra nación de hoy, y que una vez existió en la tierra en el reino de Israel. 

Este reino fue quebrado y dispersado entre las naciones a causa de la iniquidad y la rebelión de sus dirigentes y el pueblo, pero se restaurará de nuevo como la base del propósito de Dios en toda la tierra.

El Reino del futuro será diferente de la del pasado, sin embargo, por su autoridad estará a cargo de Reyes inmortales con Cristo como jefe. Así, los redimidos se les promete:

“Al que venciere, le daré autoridad sobre las naciones” (Apocalipsis 2:26).

Están representados en el canto:

“Tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación, y nos hiciste para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Ap. 5:9-10).

Además, el reino del futuro no se limitará a Israel,  quien, sin embargo, ocupará el “primer dominio” (Miqueas 4:8), pero que incorporará todas las naciones (Ap. 11:15; Isaías 2. 2-4).

Luego Jerusalén volverán a asumir su condición antigua, y volverá a constituir el “trono del Señor” en la tierra. El profeta Jeremías dice:

“En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón ” (Jeremías 3:17).

 

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 15:01

pobress.jpgPor T. Felipe V. Brock.

Lucas 6:17-26:

“Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis”.

En el primer siglo, Israel esperaba con impaciencia la llegada de la nueva era. Este anhelo de los albores de una nueva era no se limita sólo a Israel. La gente en Roma, mucho antes del nacimiento de Cristo, estaban anhelando un líder que podría establecer la paz e inaugurar una nueva era. Los últimos años de la República Romana fueron años de caos, una época de agonía para la gente común. Los líderes militares lucharon unos contra otros en su ansia de poder. Fue un tiempo de derramamiento de sangre. La gente estaba anhelando un líder que trajera orden y paz. Cuando Augusto derrotó a los líderes militares rivales y trajo la paz en el siglo I, fue aclamado como un Mesías. El advenimiento de la paz bajo los césares romanos parecía a los poetas de la era agustiniana como el amanecer de una edad de oro. Es de tal situación que Jesús vino.

Jesús predicó el Reino de Dios, invitando a todos a arrepentirse y entrar en el reino de Dios. “El reino de Dios representa una nueva era, la era mesiánica, cuando la voluntad de Dios se hará en la tierra como en el cielo. ¿Qué es lo nuevo en el reino de Dios? ¿Qué sucederá cuando el reino venga?

En el Antiguo Testamento, los profetas predijeron lo que sucedería cuando el reino llegara. En Isaías capítulo 25, hay una descripción gráfica de la nueva era por venir.

“En esta montaña el Señor Todopoderoso preparará un banquete de comida rica para todos los pueblos, un banquete de vino añejo – la mejor carne y el mejor de los vinos. En este monte destruirá el velo que envuelve a todos los pueblos, la hoja que cubre todas las naciones; Destruirá a la muerte para siempre. El soberano Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros.

En la nueva era, Dios preparará un banquete para todos los pueblos, no sólo para el pueblo de Israel. Dios destruirá el manto que se extiende por todas las personas. El sudario: la tela que se utiliza para cubrir un cuerpo muerto o la cara de la gente que llora. Hay un manto de oscuridad que se propaga en todas las esferas de la vida del mundo de hoy, la tristeza que se extiende a los hijos de familias rotas, más las familias mono parentales, en los desempleados, y en las comunidades minoritarias. El destierro de la tristeza y el sufrimiento, de la miseria y el dolor, incluso la muerte, pertenecen al corazón mismo del reino de Dios.

En el capítulo 61 de Isaías, el profeta vuelve a hablar de lo que sucederá cuando venga el Mesías. El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, porque el Señor me ungió para evangelizar a los pobres. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, proclamar la libertad a los cautivos y la liberación de los prisioneros.

En el reino de Dios todos los que destruyen la vida humana, la dignidad humana y la libertad humana serán eliminados. Esta expectativa se ha cumplido con la venida de Cristo. En la sinagoga de Nazaret, Jesús leyó del profeta Isaías, y anunció: “Hoy esta Escritura se ha cumplido en su oído”.
El Sermón de la Montaña es sobre la vida en el reino. Las bienaventuranzas resumen de la naturaleza del reino.

“Bienaventurados vosotros los pobres”. En este mundo, en nuestra sociedad, los pobres siempre serán pobres. Ellos siempre tendrán hambre. Los mansos, siempre serán perseguidos y los que lloran estarán siempre llorando y nadie va a consolarlos. Esta es la manera del mundo. En nuestra sociedad se piensa que, “Bienaventurados los ricos, porque ellos recibirán más dinero e influencia”.

La venida del reino de Dios crea una crisis en la sociedad humana. Desafía nuestro orden político, económico y social aceptado. En el reino de Dios, los recaudadores de impuestos, los pecadores, las prostitutas, los samaritanos y los gentiles son aceptados. Cuando los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”, Jesús en respuesta habló la parábola de la oveja perdida, la dracma perdida y el hijo perdido. “Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” Jesús aceptó la hospitalidad de un recaudador de impuestos y cuando los líderes judíos se quejaron de que había ido a hospedarse a casa de un hombre que era un pecador, Jesús le respondió: «Hoy ha venido la salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham».

Esto es lo nuevo en el reino de Dios. Cuando venga el reino, los cimientos del viejo orden se desmoronarán. Los poderosos serán echados abajo y los humildes levantados. Bienaventurados los que son pobres, hambrientos y los que lloran. Todos ellos serán saciados. Pero, “¡Ay de vosotros, los que son ricos, porque habéis recibido vuestro consuelo, ¡ay de vosotros, los que están llenos ahora, porque ustedes llorarán y se lamentarán”.

“Bienaventurados” significa que los pobres, los hambrientos, y los que lloran, son personas favorecidas. Bienaventuranza se refiere también a la alegría que nace de dentro, que es completamente independiente de la situación en que podamos estar. La bienaventuranza habla también de ese gozo donde la tristeza y el abandono, el dolor y la pena, son incapaces de desmoronarnos. Es una alegría que nada en la vida o la muerte puede quitar.

Los ricos y los poderosos de este mundo dependen de su riqueza e influencia. Ellos tienen su recompensa en este mundo mismo. Los pobres no tienen a nadie en quien depender, excepto en Dios. Su alegría y felicidad que sale de su absoluta dependencia de Dios, es la alegría de caminar en compañía de Dios. Esto es lo que sucede cuando vivimos en la esperanza del reino de Dios. Esta es una experiencia nueva, vivificante. Los pobres se ven favorecidos en el reino, no sólo por la injusticia que se les hace en este mundo, sino también porque confían en Dios. Así que, amigo, no se sienta amargado o frustrado por ser pobre, porque usted es rico para Dios y heredero de sus bienes venideros.

¿Alguien quiere ser rico materialmente en este mundo?…¡Yooooooooo, NO!…¿y usted, amigo(a)?

 

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 14:58

sermon_jesus1.jpgPor Michael J. Vlach, Ph.D.

Hechos 1:6-7 dice: “Y así, cuando se habían reunido, le preguntaron, diciendo:” Señor, ¿es en este momento que vas a restaurar el Reino de Israel? “Él les dijo: «No es para vosotros poder saber los tiempos o las épocas que el Padre ha fijado por su propia autoridad”.

Este texto es importante en el debate sobre si la nación de Israel será sometida a una restauración nacional. Los no supersesionistas, que creen en la restauración de la nación de Israel, sostienen que este texto, que describe el intercambio final de Jesús con sus apóstoles, se afirma la idea de una restauración de la nación de Israel. [i] Por lo general lo hacen afirmando dos puntos: (1) los discípulos esperaban la restauración de Israel nacional, y (2) esta expectativa nacionalista de los discípulos era correcta.

En cuanto a la primera cuestión, John A. McLean sostiene que los discípulos esperaban claramente que hubiese una futura restauración del reino davídico a la nación de Israel: Los términos “Israel” y “israelita” aparecen 32 veces en Lucas-Hechos. En cada aparición de los términos se refieren al pueblo de Israel como una entidad nacional. Por lo tanto, parece correcto entender que la pregunta de los discípulos en Hechos 1:6 se refiere a la restauración de un reino a la nación de Israel. Pedían a Jesús sobre el calendario de la futura restauración del reino davídico de Israel, como se describe y se define en el Antiguo Testamento. [ii]

La segunda cuestión concierne si los discípulos estaban en lo correcto por tener puntos de vista nacionalistas sobre la restauración de Israel. Los no supersesionistas sostienen que la creencia de los discípulos era válida y no un error. Dos razones se dan para apoyar esta opinión. En primer lugar, Hechos 1:3 dice que Jesús se reunió con los discípulos durante un período de cuarenta días después de su resurrección para “hablar de las cosas del reino de Dios.” Para los no supersesionistas, parece poco probable que los discípulos pudiesen estar errados en sus percepciones del reino de Israel después de haber recibido cuarenta días de instrucción sobre el reino del mismo Señor resucitado. Como sostiene McLean:

Estos discípulos, sin embargo, eran los mismos a los que Jesús había explicado las Escrituras (Lucas 24:32), cuyas mentes había abierto para comprender las Escrituras (v. 45), y con los que él había pasado 40 días hablándoles sobre el reino de Dios (Hechos 1:3). Por lo tanto, es muy poco probable que hubiera pensado que la intención de alterar el significado del reino mediante la exclusión de de su carácter político nacional. Por lo tanto, en lugar de corregir la comprensión de los discípulos, él les dijo que debían esperar un reino en un período de tiempo no revelado. [iii]

Larry Helyer también argumenta en contra de la posibilidad de que los discípulos estuviesen equivocados acerca de sus concepciones del reino basado en la creencia de que Jesús había tenido muchas oportunidades para corregir los conceptos erróneos que podían haber tenido ellos:

Los discípulos tuvieron el beneficio de los cuarenta días de instrucción post resurrección sobre el reino de Dios (1:3). Lucas especifica que la pregunta sobre el tiempo de restauración fue inmediatamente antes de la ascensión. En otras palabras, fue su última pregunta. Parece improbable que psicológicamente la cuestión de la restauración nacional no había llegado a debate antes de ese momento. Según Lucas, tan tarde como la última cena, los discípulos habían estado discutiendo acerca de quién iba a ser el mayor en el reino (22:24). Esto debe haber implicado el liderazgo en la nueva comunidad. Por lo tanto, si Cristo nunca tuvo la intención de restaurar a Israel a nivel nacional seguramente habría abordado ese tema candente. Sin embargo, tenemos esta cuestión en Hechos 1:6. Mi conclusión es que el punto de la pregunta difícilmente podría haber sido si habría una restauración, sino, más bien, cuando se produciría. [iv]

De acuerdo con John Michael Penney, “La pregunta de los discípulos aquí (1,6), difícilmente puede interpretarse como un malentendido nacionalista. El lenguaje hace eco de Gabriel en el primer capítulo del Evangelio. “[V]

Los no supersesionistas también creen que la falta de corrección de Jesús en Hechos 1:7 es la validación de que los discípulos estaban en lo correcto en sus creencias sobre la restauración de Israel. Si los discípulos se equivocaron en su idea de una futura restauración del reino de Israel, afirman, Jesús probablemente habría corregido su error, como lo hizo en otras ocasiones. Pero la falta de Jesús de la corrección es vista como la afirmación de su idea. Como McLean afirma:

El ministerio de Jesús se centró, en parte, en la corrección de la doctrina falsa y reprender a los maestros errantes. Sin embargo, cabe señalar que Jesús no corrige la pregunta de los discípulos sobre la restauración del reino de Israel. Por lo tanto, en vista de la coherencia del ministerio de Jesús para corregir los discípulos cuando estaban en el error, parece correcto concluir que en su pregunta en Hechos 1:6 ellos apropiadamente anticiparon una futura restauración del reino de Israel. [vi]

Robert Saucy reconoce que “los discípulos tuvieron dificultades con algunas de las enseñanzas espirituales del reino,” [vii], pero también cree que la idea de que estaban totalmente equivocados acerca de la relación del reino a la nación de Israel es difícil de justificar:

Acusarlos de un total desconocimiento de la esperanza del reino de Israel basados en una reinterpretación de esta supuesta esperanza es de difícil justificación en las Escrituras. Justo antes de que los discípulos le preguntaron acerca de Israel y el reino, Lucas registra que Jesús había estado enseñando “sobre el reino de Dios” (v.3). Si después de toda esta instrucción de Jesús su pregunta todavía era equivocada, por cierto que esperaríamos encontrar una reprimenda y una corrección en la respuesta de Jesús. Después de todo, estaba a punto de partir y de enviarlos como sus testigos. Pero, aunque algunos no están de acuerdo, no encontramos nada como un reproche en las palabras de Jesús. [viii]

Según  los no supersesionistas, Jesús se negó a abordar el calendario del reino, pero no ofreció ninguna corrección a su idea de que una restauración de la nación de Israel tendría lugar. Como J. Bradley Chance escribe, “En resumen, la respuesta de Jesús se opone a la esperanza de una restauración inmediata de Israel. Que no cuestiona la esperanza de tal restauración en sí. “[Ix]

Los no supersesionistas afirman que Hechos 1:6 indica que los discípulos de Jesús correctamente esperaban una futura restauración de Israel como nación, pero los supersesionistas, que niegan la restauración de la nación de Israel, discrepan. Mientras los supersesionistas a menudo han reconocido que los discípulos en este punto tenían expectativas nacionalistas en sus mentes, [X] no están de acuerdo con la idea de que Hechos 1:6 es una prueba para la creencia de una futura restauración nacional de Israel. Los Supersesionistas han ofrecido dos explicaciones alternativas para el significado de los Hechos 1:6. En primer lugar, algunos han afirmado que los discípulos estaban simplemente equivocados en su comprensión del reino o que no habían comprendido el verdadero significado del mensaje del reino de Jesús. [xi] Raymond O. Zorn Hechos 1:6 indica que “el último destello de parte de los apóstoles. . . respecto a su esperanza de que la nación de Israel volvería a ser otra vez una teocracia política. “[xii]

En segundo lugar, otros como Robertson sostienen que de hecho Israel sería restaurado, pero que sería restaurado de una manera diferente de las expectativas nacionalistas de los apóstoles. Como él dice, “El reino de Dios será restaurado a Israel en el dominio del Mesías, que sería realizado por la acción del Espíritu Santo a través de los discípulos de Cristo, en tanto dan su testimonio hasta los confines de la tierra”. [xiii] Así, mientras el mensaje del Reino se llevó al mundo a través del Espíritu Santo, el reino de Israel estaba siendo restaurado. Para apoyar este punto de vista, Robertson ata la pregunta de los discípulos en Hechos 1:6, con la declaración de Jesús en Hechos 1:8 que los discípulos recibirían el poder del Espíritu Santo y que serían testigos de Jesús por toda la tierra: “Esta declaración [en 1:8] no debe ser considerada como periférica a la pregunta de los discípulos. Por el contrario, es propio de toda la cuestión de la restauración del reino de Israel. “[Xiv]

En segundo lugar, otros como Robertson sostienen que de hecho Israel sería restaurado, pero que sería restaurado de una manera diferente de las expectativas nacionalistas de los apóstoles. Como él dice, “El reino de Dios será restaurado a Israel en el dominio del Mesías, que sería realizado por la acción del Espíritu Santo a través de los discípulos de Cristo, en tanto dan su testimonio hasta los confines de la tierra”. [xiii] Así, mientras el mensaje del Reino se llevó al mundo a través del Espíritu Santo, el reino de Israel estaba siendo restaurado. Para apoyar este punto de vista, Robertson ata la pregunta de los discípulos en Hechos 1:6, con la declaración de Jesús en Hechos 1:8 que los discípulos recibirían el poder del Espíritu Santo y que serían testigos de Jesús por toda la tierra: “Esta declaración [en 1:8] no debe ser considerada como periférica a la pregunta de los discípulos. Por el contrario, es propio de toda la cuestión de la restauración del reino de Israel. “[Xiv]

A pesar de estas explicaciones, sin embargo, Hechos 1:6 parece ser evidencia significativa de la opinión de los no supersesionistas. El hecho de que estos discípulos habían experimentado  inmediatamente cuarenta días de instrucción sobre el reino del Jesús resucitado (Hechos 1:3), es poco probable que pudieran estar tan equivocados sobre la naturaleza del reino y la relación de la nación de Israel a la misma. Además, la respuesta de Jesús, aunque no es una afirmación explícita de su esperanza, parece suponer lo correcto de sus expectativas. Como declara Scot McKnight:

Puesto que Jesús era un buen maestro, tenemos todo el derecho a pensar que las esperanzas impulsivas de su audiencia estaban en el objetivo. Esto no quiere decir que ellos, a veces, señalaron referencias incorrectas o llegaron a conclusiones inexactas sobre el tiempo o sobre el contenido, pero se debe admitir que Jesús creía en una realización inminente de la restauración del reino a Israel y que él enseñó esto con claridad. [xv]

De esta manera concluimos con Paul W. Walaskay que Jesús no dijo nada que “deshiciera la esperanza de los discípulos de un reino nacional.” [Xvi] Hechos 1:6-7, por lo tanto, es una prueba para la restauración de la nación de Israel.

————-
[i] Las siguientes personas ver este texto en la afirmación de una futura restauración de la nación de Israel: Scot McKnight, una nueva visión de Israel: “La enseñanza de Jesús en el Contexto Nacional (Grand Rapids: Eerdmans, 1999), 130-01; Paul W. Walaskay, ‘Y así llegamos a Roma »: la perspectiva política de San Lucas (Cambridge: Cambridge University Press, 1983), 17; John A. McLean,” ¿Jesús correcto de los discípulos Vista del Reino? “Bibliotheca Sacra 151 : 602 (1994): 222; Saucy, The Case for Progressive Dispensacionalism, 268, Larry Helyer “, Lucas y la Restauración de Israel”, 327; John Michael Penny, el énfasis de Lucas Misioneras de pneumatología (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1997 ), 69; Blaising y Bock, Progressive Dispensacionalismo, 237; Tiede David L., “La exaltación de Jesús y la restauración de Israel en Hechos 1,” Harvard Theological Review 79:1-3 (1986): 278; David Larsen, Judios, los gentiles y la Iglesia: una nueva perspectiva sobre la historia y la profecía (Grand Rapids: Discovery House, 1995), 35; Fruchtenbaum, Israelology, 104-05.
[ii] McLean, “¿Corrigió Jesús el punto de vista de los discípulos del Reino?” 222. Véase también Saucy, The Case for Progressive Dispensacionalismo, 268.
[iii] McLean, “¿ Corrigió Jesús el punto de vista de los discípulos del Reino?” 218.
[iv] Helyer “, Lucas y la Restauración de Israel”, 327.
[v] Penny, el énfasis de Lucas Misioneras de pneumatología, 69. “La cuestión en juego aquí no es si la tierra se restablecerá a Israel, sino sólo la cuestión del calendario.” Walter C. Kaiser, Jr., “La Tierra de Israel y el retorno en el futuro (Zacarías 10:6-12), “en Israel, la Tierra y el Pueblo, ed. , H. Wayne House (Grand Rapids: Kregel, 1998), 223.
[vi] McLean, “”¿ Corrigió Jesús el punto de vista de los discípulos del Reino?” 219.
[vii] Saucy, The Case for Progressive Dispensacionalism, 269.
[viii] Saucy, The Case for Progressive Dispensacionalism, 269.
[ix] J. Bradley Chance, Jerusalén, el Templo, y la Nueva Era en Lucas-Hechos (Macon, GA: Mercer University Press, 1988), 133.
[x] Robertson afirma: “¿Qué puede decirse sobre la naturaleza de este reino, tal como la entienden los discípulos? El hecho de que hablaban de su ser “devuelto a Israel indica que ellos estaban pensando en él como una entidad nacional con su centro situado en Jerusalén y su dominio que abarca la tierra de sus padres. Estaban expresando la esperanza de los judíos que Dios establecerá su gobierno, para que Israel sería liberado de sus enemigos, y se reconstituyó como la gran nación que alguna vez fue. “O. Palmer Robertson, el Israel de Dios: Yesterday, Today, and Tomorrow ( Phillipsburg, NJ: P & R, 2000), 130. NT Wright dice que los discípulos “todavía acariciaba ambiciones de la nación de Israel.” Wright, Jesús y la victoria de Dios, 463.
[xi] Según NT Wright, Hechos 1:6 indica que los discípulos “no habían comprendido la naturaleza radical del programa de Jesús.” Wright, Jesús y la victoria de Dios, 463.
[xii], Raymond O. Zorn, Cristo triunfante: Perspectivas bíblicas sobre su Iglesia y España (Carlisle, PA: Banner of Truth Trust, 1997), 50. Zorn también dice, “como la persistencia de las ideas equivocadas de los discípulos era en términos de continuidad de la vieja economía” (194, n. 1).
[xiii] Robertson, el Israel de Dios, 134. Wright states that “Jesus reaffirms the expectation, but alters the interpretation.” N. T. Wright, The New Testament and the People of God (Minneapolis: Fortress, 1992), 374.
[xiv] Robertson, 133.
[xv] McKnight, una nueva visión de Israel, 130-31.
[xvi] Paul W. Walaskay, ‘Y así llegamos a Roma “: la perspectiva política de San Lucas (Cambridge: Cambridge University Press, 1983), 17. Blaising escribe: “La esperanza nacional de Israel en su pregunta aparece como un hecho. La cuestión tiene que ver sólo con el tiempo de cumplimiento “. Blaising y Bock, Progressive Dispensacionalismo, 237. Véase también David L. Tiede, “La exaltación de Jesús y de la restauración de Israel en Hechos 1,” Harvard Theological Review 79:1-3 (1986): 278. Véase también Larsen, Judios, los gentiles y la Iglesia, 35.

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