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EL CIELO NO ES EL DESTINO ETERNO DEL CRISTIANO
La mayoría de las iglesias cristianas de hoy enseñan que si uno es cristiano fiel nos espera una recompensa celestial, es decir, una morada eterna con Cristo y el Padre en el cielo, tocando bellas melodías angelicales con un arpa o una lira dorada junto a todos los santos.
Sin embargo, lo que la gente se olvida, o no sabe, es que Dios le prometió a Abraham y a su simiente, la herencia de la tierra. Y Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres (Rom. 15:8) y a enseñar que “los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).