Jesús asintió de que el reino sería restaurado a Israel, pero resulta que si el reino está ahora afirmado en el cielo, entonces jamás podría restaurarse el reino a los Israelitas en la misma capital, Jerusalén. Recuérdese que el trono de David nunca estuvo en el cielo, sino en Jerusalén. Por lo tanto, es de esperarse que el trono restaurado a los israelitas siga estando en el futuro en la misma ciudad de Jerusalén (Mt. 5:33-35; Jer. 3:17). ¿Pero admitirán esto algún día los mal llamados “Testigos de Jehová”? Francamente no lo creo!